Aunque habitualmente restringimos el uso de las modalidades terapéuticas que incluyen el juego y la creatividad a los niños, ya que los adultos tienen mayor capacidad de simbolización mediante las palabras,pueden llegar a ser para ellos una herramienta muy poderosa, particularmente cuando la intensidad y contenido de las experiencias vividas impiden su verbalización. O bien porque estas experiencias ocurrieron a muy temprana edad, en etapas preverbales no habiendo podido ser declaradas mediante el lenguaje.
La bandeja de arena es una de estas modalidades terapéuticas. En ella los pacientes crean de manera libre, escenas con diversas miniaturas, animales, personas, héroes, objetos etc. dentro de una caja con dimensiones establecidas y características determinadas. Constituye un espacio contenedor dentro de un contexto seguro como es la psicoterapia. El paciente, creando y jugando en este espacio, que no es totalmente real ni totalmente fantasía, supera las inhibiciones propias de su nivel consciente y entra al mundo de lo inconsciente generando diálogos entre ambos niveles que permiten la integración, la sanación y facilita el proceso de individuación. Dora Kalff, creadora de la bandeja de arena, señala que el acto de jugar con arena llama al paciente a acercarse a su propia totalidad. De diversas formas, el paciente llega a crear lo que necesita en ese momento.