La llaman depresión navideña, depresión blanca o blues de Navidad. No aparece en ningún manual de clasificación de enfermedades mentales.
Pero existe: un síndrome caracterizado por un estado de ánimo melancólico que aparece en las fiestas navideñas. Sus síntomas se parecen mucho a los de la depresión verdadera.
Por el otro lado -pero muy vinculado con lo anterior- se encuentra una suerte de mandato social, la "obligación" de que en estas fechas seamos felices.
Los medios y las redes sociales ayudan a crear la sensación de que, en efecto, "todo el mundo" es feliz. Como contrapartida, lo que muchos sienten es: "Todo el mundo es feliz, menos yo", lo cual agudiza su malestar.
Algunas recomendaciones para para evitar la depresión navideña
Como es seguro que, entre los recuerdos de tus seres queridos fallecidos vas a encontrar infinitos momentos gratos, así como navidades junto a ellos que fueron felices, deberías probar a disfrutar de los recuerdos en lugar de atormentarte con ellos.
También es productivo asumir que, pese a lo irremediable de su pérdida, esas remembranzas son sólo tuyas, te pertenecerán por siempre y podrás revivirlas con quienes tienes a tu alrededor y esperan de ti algo más que melancolía.
No te atormentes con los recuerdos y rememora todo lo agradable de aquellos que se fueron pero permanecen vivos en tus sentimientos. Piensa en sus chistes, sus anécdotas y compártelas.
No renuncies a revivir en tu mente unos tiempos que fueron felices ya que, mantenerlos vivos te conferirá un alivio que redundará en tu bienestar personal y en el de aquellos a quienes quieres.
Causas de la depresión navideña
Una de las causas más frecuentes es el duelo por un ser querido. Y es que estas fiestas suelen ser las ocasiones en las que más se notan las ausencias de las personas que han muerto.
Esta sensación es especialmente fuerte el primer año, es decir, durante las primeras fiestas en que la persona no está. La duración normal del duelo es entre uno o dos años. Si se extiende más allá, existe el riesgo de que se haga crónico, sospecha ante la cual conviene acudir a un profesional.
Otro motivo, es la ausencia de personas queridas no porque hayan fallecido, sino porque se han distanciado, a causa de enfados, peleas, separaciones o porque viven lejos. En estos casos, a la ausencia se añaden sensaciones como la culpa y la soledad ante lo que podría estar ocurriendo y sin embargo no sucede.
También la añoranza es uno de los motivos recurrentes de la depresión navideña. "Pensamos que las Navidades del pasado eran felices, porque teníamos niños, o porque teníamos otras características", dice la especialista.
Está claro que, muy a menudo, la memoria selectiva lleva a idealizar el pasado y a tener la sensación de que antes todo era maravilloso, cuando en realidad no es así. Ese caprichoso comportamiento de los recuerdos también puede contribuir a sentirse mal en la época de Navidad.
Y luego están las razones que impone el mundo en que vivimos. Por un lado, el consumismo desenfrenado al cual incitan la publicidad y las promociones de las tiendas ya desde finales de noviembre.
Muchas personas que atraviesan una situación económica difícil se sienten mal por no poder comprar cosas, que pareciera ser "lo que toca" en estas fechas.
Por el otro lado -pero muy vinculado con lo anterior- se encuentra una suerte de mandato social, la "obligación" de que en estas fechas seamos felices.
Los medios y las redes sociales ayudan a crear la sensación de que, en efecto, "todo el mundo" es feliz. Como contrapartida, lo que muchos sienten es: "Todo el mundo es feliz, menos yo", lo cual agudiza su malestar.
Algunas recomendaciones para para evitar la depresión navideña
Como es seguro que, entre los recuerdos de tus seres queridos fallecidos vas a encontrar infinitos momentos gratos, así como Navidades junto a ellos que fueron felices, deberías probar a disfrutar de los recuerdos en lugar de atormentarte con ellos.
También es productivo asumir que, pese a lo irremediable de su pérdida, esas remembranzas son sólo tuyas, te pertenecerán por siempre y podrás revivirlas con quienes tienes a tu alrededor y esperan de ti algo más que melancolía.
No te atormentes con los recuerdos y rememora todo lo agradable de aquellos que se fueron pero permanecen vivos en tus sentimientos. Piensa en sus chistes, sus anécdotas y compártelas.
No renuncies a revivir en tu mente unos tiempos que fueron felices ya que, mantenerlos vivos te conferirá un alivio que redundará en tu bienestar personal y en el de aquellos a quienes quieres.
Fuente: https://www.eldiario.es/